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viernes, 16 de septiembre de 2011

Soñé que solo había un tú y un yo. Soñabamos. Viviamos al limite. Sin peros ni porqués. Como si no hubiera mañana. Sin nada que perder. Sin remordimientos, ni bobadas de esas. Disfrutando de todo, por pequeño que sea. Con todo lleno de sonrisas. Felicidad. Alegría. Perfección. Pero también imperfección. Aun que siempre hay segundas oportunidades. Cantando. Bailando. Tarareando. Sin complejos y sin importarnos lo que digan los demás. Pero entonces llegados a este punto recuerdo el verbo que utilicé al principio. SOÑAR.


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